viernes, 5 de diciembre de 2008

La felicidad


La felicidad…


Cuentan que había una mujer que se sentía tan desgraciada por no conocer la felicidad que un día decidió salir a la búsqueda del diablo y ofrecerle su alma a cambio de conseguirla.

Por el camino se cruzó con un anciano que estaba esperando la muerte para poder ser enterrado junto a su esposa, su gran amor. Le explicó que desde que ella se fue ya no tenía sentido la vida, que trascurrían los días vacios, que no volvería a ser feliz. Le dijo que al principio se le había pasado por la cabeza quitarse la vida para reunirse con ella, pero después pensó que a su mujer le habría disgustado mucho esta decisión y que para no contrariarla esperaría la muerte sin rechistar.

Ella pensó que tenía una oportunidad para saber a qué sabe la felicidad.
- Dígame, ¿usted ha conocido la felicidad? ¿Cómo es?

El la miró sorprendido.
- Todos los años que he vivido con mi esposa han sido los más felices de mi vida. La felicidad era levantarme por la mañana viéndola y llegar la noche sabiendo que la tenía a mi lado.

La mujer no comprendió como podía haber sido feliz este anciano con tan poca cosa y continuó su viaje.

En el trayecto conoció a un niño que vivía en la miseria, que no tenía la comida diaria garantizada, que por no tener no tenia familia, ni casa.
- Veo que eres muy desgraciado. Voy en búsqueda de la felicidad. Puedes venir conmigo si lo prefieres.

El niño la miró asombrado y sonriendo le contestó:
- Soy feliz. Tengo piernas para jugar y correr con mis amigos. Me encanta ver entre las chabolas la salida del sol. Cuando hace calor nos bañamos en el mar hasta el anochecer.

Cuentan que la mujer todavía sigue caminando. No encontró al diablo pero conoció a mucha gente, muchas personas de todas las edades y condición social y ninguna de ellas quiso acompañarla.

Mientras escribo estas líneas me acuerdo de un antiguo proverbio chino:
- Pisarás el umbral del bienestar cuando aprendas a ser feliz con apenas nada.


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